Por: Juan Pinto Contreras; Ingeniero Constructor
Con más calma ahora digo que no clasificamos, debido a que teniéndolo todo para ganarle al pentacampeón, nos falta aún algo: Tenemos un equipo luchador; tenemos buenos jugadores; tenemos un buen técnico; tenemos una nueva forma de jugar, superior a la que teníamos. Solo nos faltó eso que se pasa sólo sobre la frente de los grandes: la suerte.
La suerte que es ese halo que como un soplo inefable, aparece justo en esos momentos en que un grande lo requiere y lo unge haciendo, por ejemplo, que un tubo esté 5 cm a la izquierda o más bajo que el punto de impacto del balón para desviarlo hacia otro lugar que no es la red del arco contrario. Ya no fue el árbitro; estuvo bien.
Ya no fue la lluvia ni las alturas; ya no eran superiores a nosotros; estaban asustados los brasileños. Ya no era el público, porque a los nuestros ya han superado aquello. Ya no fue siquiera un penal perdido; ellos también perdieron dos. Fue nada más ni nada menos que esa pisca de suerte necesaria para triunfar; porque lo dieron todo ya no le temían a nada; solo la suerte hizo la diferencia; y en el deporte eso también lo requieren los campeones.
Pero algo imperecedero más valioso que la misma copa del mundo han dejado esos jóvenes para nuestras futuras generaciones y es que no importas cual sea tu éxito personal ni cuanto ganes; la entrega por hacer con cariño y alegría aquello que realizas, en cualquier aspecto de tu vida, es lo que importa. Viva Chilito…..nada más
