Rinden homenaje a matrimonio extranjero asesinado durante la dictadura en Gualliguaica
La comunidad agrícola Las Trancas de Vicuña, resaltó la memoria de la pareja Lejderman-Ávalos que al intentar salir del país, fueron asesinados por una patrulla militar, dejando huérfano a un niño de 2 años.
Con la presencia del Ministro de Bienes Nacionales Víctor Osorio, las Intendenta de Coquimbo Hanne Utreras, familiares de Detenidos Desaparecidos y Presos Políticos, se realizó la ceremonia de homenaje a la memoria del matrimonio extranjero compuesto por Bernardo Lejderman y María del Rosario Ávalos, quienes fueron asesinados durante la dictadura cívico-militar hace 41 años.
Fue la propia comunidad agrícola Las Trancas de Puclaro en la comuna de Vicuña, agrupación que prestó auxilio a la pareja durante sus últimos días, quienes recordaron al matrimonio argentino-mexicano a través de la historia que compartieron las víctimas con los comuneros.
“Creo que la comunidad está mirando al futuro, a uno sin impunidad, con justicia. Con este gesto, ellos se entregan a la vida ciudadana, como el resto del país, y con mucha dignidad”, manifestó Ernesto Lejderman, hijo del matrimonio asesinado en dictadura.
Al interior de la localidad de Gualliguaica, entre los cerros donde ambas personas perdieron la vida el 8 de diciembre de año 1973, los comuneros, con el apoyo del Ministerio de Bienes Nacionales, instalaron una placa recordatoria del lamentable suceso, un hito para una “Cultura de los Derechos Humanos”.
“El Gobierno en su conjunto tiene una agenda de Derechos Humanos muy amplia. Nosotros asumimos que una dimensión es el patrimonio y el rescate de la memoria. Con esto estamos haciendo una contribución a ello, y que no son parte de un asunto del pasado, sino que es un elemento de construcción de futuro”, indicó el Ministro Víctor Osorio.
Mientras que la Intendenta de Coquimbo, Hanne Utreras, agregó que “de alguna manera, como Estado, seguimos pidiendo perdón por hechos tan crueles que sucedieron hace tantos años, y hoy nos hacen pavimentar un camino de justicia, un camino del nunca más. Por eso estamos sentando las bases de esta cultura, una cultura de respeto y justicia social”, afirmó la Intendenta de Coquimbo, Hanne Utreras.
El asesinato del matrimonio se produjo el 8 de diciembre de 1973, a pocos meses del golpe militar, cuando ambos fueron sorprendido por una patrulla del ejército que les dio muerte, dejando huérfano a un pequeño de 2 años, Ernesto Lejderman, quien luego fue entregado a un convento.
Los Lejderman-Ávalos y los comuneros
En el año 73, mientras los Lejderman-Ávalos intentaban salir del país ante golpe de Estado, recibieron la ayuda del comunero agrícola Luis Ramírez.
La hija de éste, Ana Ramírez, señaló que creció con la historia que le contaba su padre sobre cómo les entregó ayuda y cómo fueron asesinados por los militares. “Mi padre lo que hizo fue ayudarlos y protegerlos, porque estaban arrancando de la dictadura. Mi papá sembraba acá y les dio alimentación y vestimenta”, explicó.
“Mi padre antes de morir, le dijo a Ernesto cómo había sido todo esto y el miedo que vivíamos en el pueblo. Mi padre también fue una víctima de la dictadura y por eso todos quisimos rendir este homenaje a la familia que resguardó por tanto tiempo”, finalizó Ana Ramírez.
Este homenaje, se suma a otros gestos simbólicos establecidos por la comunidad. Por ejemplo, una de las calles de Gualliguaica lleva el nombre de Bernardo Lejderman, padre de Ernesto; además, desde el municipio de Vicuña anunciaron que una de las plazas que se construirá en el pueblo será bautizada en honor al matrimonio. “Es un proyecto PMU postulado por la municipalidad a la SUBDERE. Gualliguaica no tiene plaza, esta será su primer espacio ciudadano y llevará el nombre de este matrimonio, lo cual se comenzará a materializar a partir de enero del 2015”, anticipó el Alcalde de Vicuña, Rafael Vera.
Es importante resaltar que cuando sus padres fueron asesinados, Ernesto tenía 2 años y se encontraba en el lugar. Luego de ocurridos los asesinatos, fue llevado al convento la Casa de la Providencia, en La Serena, por el entonces teniente del ejército Juan Emilio Cheyre.