Los medios deben escuchar y las audiencias deben hablar
Por: Cristian Sáez Cáriz, Licenciado en Sociología U. de Chile; Magister en Gerencia y Políticas Públicas UAI
¿ Sabían ustedes que el 61,5% de los contenidos de internet no lo producen los seres humanos y que a través del análisis de grandes bases de datos construidas por nuestras búsquedas se realiza un perfil de cada uno de nosotros respecto de nuestros preferencias, pensamientos y emociones ?.
Esta nueva era implica abrir nuestras mentes.
En el Congreso del Futuro de comienzos de año estuvo Yuval Harabi historiador quien señala que ¨nos convertiremos en una mezcla de máquinas y humanos¨. Una afirmación que pone los pelos de punta, cuando remata señalando ¨no tenenos que esperar a Dios para vencer la muerte¨. Estas afirmaciones y su libro Sapiens de animales a dioses le han valido recomendaciones de creadores de Facebook y Google.
Debemos abrir nuestras mentes.
Más allá del debate ético, la evidente desigualdad respecto de quién controla estas nuevas tecnologías y la defensa de las naciones ante esta tendencias, quiero centrar la atención en la producción de contenidos.
Una primera constatación es que internet ha logrado la democratización del control de la información reemplazando a las elites por audiencias. Y una segunda constatación, es la irrupción de una generación y o millenium independiente, contracultural e individualista. Sin embargo, esta generación se involucra en el debate público, expresan su opinión en redes sociales, con un patrón de consumo boca a boca, alto grado de conocimiento de las tecnología y con un poder de modificar tendencias.
Esta nueva generación no es un receptor o consumidor pasivo de información, sino todo lo contrario, emiten y producen información. La desmediatización, pone fin a la época de la representación como la conocemos. Las elites no tienen todo bajo control y no hay sectores intocables porque emerge el poder de las audiencias.
Las elites, los científicos sociales y medios de comunicación tenemos que observar a esta generación y a estos jóvenes productores de contenidos con atención. Y por supuesto, aprender de ellos. Porque la exigencia de inmediatez, transparencia y participación es total, mientras que la insatisfacción se acrecienta y la felicidad se hace un poco más esquiva.