Parra se queda
Por: Benjamín León, profesor de Lenguaje y Comunicación; escritor elquino
Parra se queda. El poeta imaginario retorna al Olimpo que lo dejó descender y se transforma en rezo cotidiano de la multitud de lectores presentes y futuros. Los antiguos griegos lo reciben en su santuario ancestral. Viejo querido de poetisos y de poéticas señoras. Admirado aquí y en cualquier borde del contaminado océano. En los salones cuicos y en los leños que arden frente al vino de cualquier conversación. La izquierda y la derecha unida le rinden los honores, los políticos y los poéticos le saludan ahora que da un paso más en su universalidad. Poeta entre poetas, Parra se queda.
¿Quién no quiere a Parra? ¿Quién no sabe de Parra? Llevarán sus velas innumerables imitadores que aseguran descubrir la pólvora poética. Nuevos lectores divagarán en su pensamiento y su estar, su devenir. Parra seguirá abriendo las antipuertas de la poesía.
Revolucionario, formateó el idioma e hizo de lo aparentemente simple y lúdico un quiebre de cabeza para los tantos lectores que vieron ahí la filosofía, y el pensamiento feroz del que dice lo que sucede entre líneas. Con esa poesía, chistosa para algunos, criticó los pilares chuecos de la sociedad y la hizo pebre, describió lo cotidiano y el extraño corazón de la humanidad. Físico poético, perito en poesía, generoso como sólo son los grandes, querido y valorado por gigantes y pequeños, fue un artefacto distinto el antipoeta. Parra se lleva la marraqueta bajo el brazo, ninguno como él.
Chile, país de poetas, levanta otra copa en cuanto a poetas universales se refiere. Hay que celebrar a Parra, hay que aprender su poesía. Los poetas son inmortales, nos dejan su palabra abriendo nuevos significados. Otros hay en ese camino y también hay que leerlos, conocerlos y valorarlos. Los grandes poetas se leen a destiempo, Parra era conocido, ahora será releído, como debe hacerse con la poesía: un poema no se lee, se relee muchas veces. La poesía en Chile cruza la dimensión de texto literario o género lírico, como le llaman mis colegas; es una expresión vital que transcurre con el ser humano, es parte de nuestra radiografía más íntima y más preciada.
Lean a Parra. Lean a Parra. Memoricen a Parra. Parra se queda.