El 2013 no tiene la culpa
Por: Verónica Carmona Aldunate; Periodista
Comienza el tiempo de balances, reflexiones y desafíos realizados o inconclusos en este 2013 que ya finaliza, dejando atrás situaciones, instantes, noticias, eventos, complicaciones, problemas y parte de una etapa de la vida que experimentó cada persona y que puede evaluar de manera favorable o negativa según sea su percepción.
El 2013 no es más que cualquier año. Es un número continuo del 2012 y que antecede al 2014 que se apronta a venir. Es la manera cuantificada de identificar en qué tiempo vivimos para poder sumar o restar de acuerdo al interés de cada persona. Si ve con cansancio este año; debo decirle que el problema no es este número, el gran punto de interés es la manera cómo usted vivió este periodo y cómo afrontó el valioso desafío de vivir en este tiempo.
Es inevitable no mencionar que este 2013 tuvo acontecimientos muy particulares tanto a nivel país como a modo personal, en muchos casos se manifestaron terremotos internos así como réplicas seguidas, pero eso no queda más que en la metáfora de tiempos adversos que son manejables en la medida de reconocerlos, afrontarlos, aprender de aquello y seguir.
Caminar en tiempos numéricos no significa nada en comparación a avanzar en tiempos de aprendizaje. Prefiero la segunda opción y llevar en mis recuerdos este año como una suma de instantes más que una cifra de cuatro números.
Recuerdo hace varios años atrás una frase que me dijo un hombre maduro que decía “la experiencia es parte importante de la sabiduría”. Que maravilloso es el tiempo cuando así se comprende y cuando se logra ver incluso en esos periodos que hacen salir más canas y desgaste pero que a su vez otorga una oportunidad de adquirir aprendizaje y con ello pararnos frente a la vida con la mejor herramienta de la Fe en continuar, con esas heridas de guerras que no vencieron la batalla, con esa mirada cauta que invita a seguir porque el viaje continúa y los años siguen para invitarte a seguir aprendiendo.
Ahora bien, para quienes este año que finaliza fue una bendición en gran parte, debo admirar más que los hechos puntuales que resumen un año bendecido, la manera en cómo lo ve. La percepción de cómo afrontamos lo que llega a nuestra vida, resume también el resultado de aquello. Si sumas más que restas en este 2013, sumaste madurez y gratitud pero también una manera valiosa de mirar tu vida donde no escondes los desafíos pero los minimizas en comparación a lo bueno que sucedió y que atesoras como algo prioritario.
El 2013 no es el causante de cómo evalúas este tiempo de tu vida. No fue más que un número. Agradezcamos este tiempo con sus altos y bajos, haciéndonos cargo de lo que faltó o sobró, de lo que quisimos hacer y no hicimos, de lo próspero y de lo que podría haber sido mejor. Aunque ya hay una buena noticia para aquello: hay un 2014 que sigue de este 2013 dispuesto a recibir estos temas faltantes o sucesos que mejorar. Existe una nueva oportunidad de vivir y ese es el gran motivo a celebrar con fuegos artificiales y champagne; porque el real tiempo es el que decides vivir.
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