Benjamín León: «los poetas son los arquitectos de la sensibilidad social»
El destacado poeta se presentó en la II Feria del Libro de La Pampa.
Nuestra región es cuna de poetas. Desde Gabriela Mistral a Stella Díaz Varín, muchísimos vates han surgido de estas tierras. Este es el caso de Benjamín León (1974), uno de los más destacados de la región. León es profesor de Castellano y Filosofía, premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, premio Internacional de Poesía Flor de Jara, fue el último ganador de los Juegos Florales de Vicuña. Ha publicado “Canciones para animales ciegos”, “Para no morir”, “La luz de los metales”. Además ha sido difusor e investigador de la obra de Gabriela Mistral.
El artista se presentó este sábado a las 11:00 horas en la II Feria del Libro de La Pampa donde ofreció un recital de poesía. En entrevista exclusiva nos habla sobre sus influencias, de Gabriela Mistral, sus proyectos, entre otras cosas
¿Cómo se produce tu acercamiento a la literatura?
La literatura, en especial la poesía, siempre ha alimentado mi vida. He tenido la fortuna de nacer y crecer en una familia unida por la valentía de la búsqueda de la belleza, por la conciencia de que la conmoción es necesaria en tiempos de penumbra, y que la palabra está hecha para construir el derecho civil a la felicidad de uno y de su próximo.
¿Cuál es el rol que debe desempeñar el o la poeta en la sociedad?
Los poetas son los arquitectos de la sensibilidad social. El arte en general debe despertar a la conciencia adormecida por la trampa fantasiosa del capitalismo. Debe ser el escriba del correlato histórico de los tiempos y quien salvaguarda la memoria que algunos intentan diluir. El poeta debe ser el vigía de un lenguaje herido por la velocidad informática y la corrupción que hiede en la clase política y que trasciende al fariseísmo religioso y cultural. Por sobre todo, en esta época más que nunca, esclarecer los sentidos y formar responsabilidad ante la locura que nos ha llevado a herir gravemente el equilibrio ecológico; la poesía debe ser un acto que insista en el porvenir, en la justicia social, en la inteligencia, la fraternidad, en el cuidado imprescindible de la naturaleza, debe ser una fuerza moral.
¿De qué manera ha influido en tu obra la figura y el pensamiento de Gabriela Mistral?
Gabriela Mistral ha sido un referente ético, en ella todo es ronda, todo es poesía. Y no me refiero sólo a su escritura, más bien a su transitar por los días en un estado poético, en una profunda contemplación, en su acción solidaria y coherente, en su lenguaje frente al mundo que degenera, en su voluntad de ser. Es ingenuo querer diferenciar o contraponer poemas versus prosa, pensamiento pedagógico o político, Gabriela Mistral es una poeta mayor que con un sentimiento de sacralidad poética relumbra en todos los aspectos de su estar y su ser con los otros en el mundo.
A propósito de lo mismo, ¿Por qué crees que aún en Chile no se le toma el peso real de lo que fue y es Gabriela Mistral?
Porque no la hemos leído. Ha sido utilizada como bandera de luchas ideológicas particulares o grupales, que en muchos casos conlleva junto a un justo y gran deseo de reivindicación social una enorme carencia de conocimientos sobre la obra y la vida de la Premio Nobel. Los organismos y las personas que lideran la institucionalidad chilena no la conocen, y lo que es peor no la fomentan, la continúan invisibilizando, de la misma manera en que lo harían si ella estuviera entre nosotros hoy. Nos aplaudimos regionalmente por tener diversos títulos, monumentos, casas y organizaciones mistralianas, y, sin embargo, no se fomentan verdaderas acciones para el conocimiento ciudadano de Gabriela Mistral, no le hemos dado el valor que se merece una poeta intelectual de su estatura.
¿Qué es para ti la poesía?
Para mí la poesía es un vehículo espiritual, una forma de estar en el mundo. Está en todo aquello que suscita emoción, y que se oponga a la indolente dominación de cuanto sea poder y del horror de la muerte. Todo lo sublime es poesía, los actos cotidianos que nos recuerdan que aún hay humanidad en los seres humanos, aquello que reivindica el viejo mandamiento de amar al otro como a uno mismo. La belleza.
¿Cuáles son tus referentes literarios más importantes?
Son muchos y variados, diversos para cada época, los que leo con inmensa pasión y admiración: Gabriela Mistral; Rubén Darío y su entrega; Rilke y toda la soledad para entregarse a la escritura; Juan Ramón Jiménez, el Andaluz universal; Keats, que dialogaba con los cerezos floridos; Pizarnik que de la locura extrajo un lenguaje; Huidobro con su atentado celeste; Whitman el humanista, Teillier y la poesía de los lares, los sabios poetas latinos, la pasión de los románticos, la bellísima generación española del veintisiete, y la multitud que asoma a la historia natural de la palabra poética.
¿En qué estás trabajando ahora? ¿se viene alguna publicación o algo que me puedas contar?
Escribo diariamente como quien se alimenta o respira. Escribo sin la pretensión de los aplausos y con un gran desinterés de los likes que la homogenización de las masas virtuales ofrece. Escribo para ese lector que precisa la poesía para reinventar el mundo y reinventarse a sí mismo a través de un lenguaje que diga lo indecible. Escribo para el lector que también es uno mismo, para mi familia y para conservar en la memoria a los que amo y ya no están, para quien viene y escucha este balbuceo, para mis alumnos que en el día a día cruzan el desamparo de la época, para los desposeídos. Y también retorno a Gabriela Mistral como un referente ético, estético, espiritual, y en ese sentido, junto a Claudia Reyes, estamos en la revisión de un libro conmovedor y necesario que prontamente lanzaremos a través de Editorial Pirámide para contribuir a que se conozca la palabra esencial de nuestra poeta mayor.
¿Qué te parece que se desarrollen este tipo de ferias, que en el caso de esta ya cumple su segunda edición?
Las ferias del libro son instancias importantes para el desarrollo comunitario, por eso es excelente que se realice por segunda vez esta Feria del Libro de la Pampa. Todo lo que se inicia en las organizaciones sociales y da a luz actos donde abunda el diálogo y el aprendizaje, genera belleza y sanidad del espíritu. Hay que continuar creando estos espacios y destinando recursos para que desde los barrios florezca la cultura, no olvidando los bellísimos pueblos costeros y rurales de nuestros valles transversales. Que no sólo se destinen decenas de millones de pesos para ferias locales centralistas, y que verdaderamente existan plataformas donde se conozca y valore el trabajo de los muchísimos creadores que hoy transitan en el anonimato.