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Clara Figueroa, una heroína sin capa en Marquesa

Hace 21 años es agente educativa del jardín infantil Sueños de niños, de la localidad de Marquesa, comuna de Vicuña y bombera desde hace 7 años.

 Probablemente hasta antes del fin de semana del 13 y 14 de mayo, pocos fuera de la Región de Coquimbo hayan oído hablar de la localidad de Marquesa, en la comuna de Vicuña. Los reportes noticiosos que informaban del temporal que afectó a la zona mencionaban con insistencia este sector rural ubicado en la puerta de entrada al Valle de Elqui, uno de los más dañados tras la bajada de la quebrada producto de las fuertes lluvias de aquellos días.

Allí, en Marquesa, al lado de la ex estación de trenes, se encuentra el jardín infantil Sueños de niños, de Integra, el que a pesar de todo no presentó deterioro en su infraestructura. Su comunidad educativa está compuesta por 5 trabajadoras y 22 niños y niñas, quienes junto a sus familias han debido enfrentar con valentía este evento de la naturaleza que los golpeó fuerte.

Frente al jardín infantil está el cuartel de la Tercera Compañía de Bomberos de Marquesa, donde no ha habido descanso desde que se anunció la alerta. Y cruzando entre el cuartel y el jardín, para allá y para acá, está Clara Figueroa, agente educativa y bombera, convertida en una heroína sin capa, humilde y discreta mientras cumple un rol clave en su querida localidad.

Clara no ha parado desde que empezaron las guardias diurnas y nocturnas en el cuartel, el miércoles 10 de mayo. “Hicimos turnos para esperar lo que podría pasar con la quebrada, porque cuando llueve mucho nosotros sabemos que aumenta”, explica.

“Como bomberos trabajamos para tomar las mejores decisiones para que la población estuviera a resguardo. Cuando venía la quebrada, la primera calle se desalojó, pero nunca pensamos que el agua llegaría a esta población que se llama Sor Teresa, donde está nuestro jardín, la estación, la escuela y nuestro cuartel. Los vecinos estaban prevenidos y tomamos precauciones para que estuvieran preparados, pero a pesar de eso, creo que nadie pensó que el agua llegaría hasta este sector”, relata hasta que hace una pausa y reflexiona que si bien hoy los daños materiales son importantes y dolorosos para varias familias, sin duda gracias a esas medidas no se lamenta ninguna pérdida humana.

Dice que “llegó un minuto en el que con mucha pena tuvimos que cerrar nuestra central, por si el agua llegaba hasta aquí, pero por suerte no llegó y nuestras máquinas que tanto ayudan también están a salvo, pero pensamos que las podíamos perder”.

Y hubo que evacuar. “Los niños saben que yo cumplo otra tarea fuera del jardín. En la emergencia ellos me abrazaban, la parte más crítica vino como a las 10 de la mañana del viernes 12. Esto fue como una explosión, como una bomba: el club deportivo se llenó de agua, reventaron ventanas y puertas y el agua llegó al camino, así que desalojamos a muchas familias, niños del jardín con sus mamás, que me reconocían y me abrazaban. Me imagino que ellos sentían que al ser su tía, yo los podía ayudar y salvar”, cuenta Clara con una sonrisa dibujada en su rostro.

“A mis compañeras trataba de mantenerlas informadas por WhatsApp y avisarles cualquier novedad. Ellas aprecian mucho mi labor y yo me siento muy valorada por ellas por este rol que cumplo, siento su cariño especial”. Y así es, porque la educadora Mirna Meneses, directora del jardín infantil y compañera de Clara desde hace 11 años, se apura en destacar su vocación y entrega. “Ella es muy comprometida. Destaco su responsabilidad, compromiso con su comunidad, espíritu de superación y el cariño y entrega hacia los niños. Es una líder en su comunidad, todos llegan donde ella”.

Clara lo resume así: “ser bombero no es algo difícil de llevar ni una carga. Al contrario, es algo que llena en la parte humana, yo gano mucho con esto”. ¡Y cuánto ganamos en Integra de tener entre las nuestras a esta gran mujer!

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