Emprendimiento: un espíritu impulsado por el árbol genealógico y la convicción
Por: Gabriela Vargas Isasmendi, Directora Escuela Diseño Gráfico, Instituto Profesional Santo Tomás La Serena
Desde la óptica de un ciudadano común el emprendimiento se entiende muchas veces como historias personales que entremezclan una simple ecuación de fracasos, esfuerzo, inventiva y éxito económico.
Sin embargo, muchos de los emprendedores exitosos tienen en su historial personal un antecedente familiar: un abuelo(a) o bisabuelo(a) que, por ejemplo, al ejercer un oficio o realizar una actividad que buscaba solucionar un problema en su momento, fueron auténticos emprendedores quizá sin saberlo, en épocas en que aún no se comprendía aún a este concepto como hoy en día.
El emprendimiento no se circunscribe sólo a la creación de empresas, sino que tiene que ver con un espíritu emprendedor, que está presente por varias generaciones en algunas familias y es lo que impulsa a ciertas personas a emprender. En muchas actividades con jóvenes emprendedores se han encontrado antecedentes familiares respecto de ese “espíritu emprendedor” en los llamados antiguos “oficios”: talabarteros, hojalateros, agricultores, “incluyendo el lavado de <ropa ajena> o el rico pan amasado que vendía la abuelita.
Sin embargo, ¿sin antecedentes en la familia, se puede emprender? Claro que sí; siempre existe un inicio para todo, pero cuando una persona descubre ese espíritu en su familia se plantea los desafíos de otra manera, dándose una especie de re-encuentro con ese hilo conductor anterior.
Es importante para todas aquellas personas que quieran o estén emprendiendo realizar una búsqueda personal, pues para realizar cualquier tarea o acción emprendedora se debe estar convencido al respecto y ese antecedente familiar en muchos casos viene a contribuir a aquello.
Además, es muy importante tomar contacto con entidades que están ligadas a la temática, ya que muchas veces el emprendimiento puede estar errado: tienes una idea, por ejemplo, del grupo objetivo al que apuntas, pero si no tienes contacto con esas personas, puede que ese diagnóstico que realizaste esté equivocado.