Fieles se disponen a acompañar a Cristo en su misterio de cruz y resurrección
En entrevista mensual, Arzobispo hace presente el significado de las celebraciones que se inician con el Domingo de Ramos.
Acontecimientos significativos vivimos en el transcurso de marzo. Los estudiantes retoman las clases después del período estival y una grata noticia es que numerosas comunidades educativas han iniciado sus actividades encomendándose al Señor en sendas celebraciones litúrgicas, Eucaristías, bendiciones u otros momentos de oración. Asimismo, se vislumbran las exigencias de un mes complejo en el ámbito económico para muchas familias. Del mismo modo, siguiendo los actos oficiales propios de nuestra tradición republicana, recientemente ha asumido un nuevo gobierno en el país.
Por su parte, la Iglesia se prepara para vivir, en palabras de Mons. René Rebolledo, la gran semana en la vida del Señor y, por tanto, de sus discípulos misioneros. De esta manera, hemos querido profundizar junto al Arzobispo en el significado más profundo de estos días.
Durante marzo, ¿cuáles son los acentos pastorales para la Arquidiócesis?
Permítame recordar que como Iglesia en el mundo entero estamos celebrando la Quinta Semana de Cuaresma, parte de un tiempo privilegiado, un don del Señor. Tiene la finalidad que personal y comunitariamente acompañemos a Jesús en su camino que lo conduce a la cruz. Por éste itinerario que recorremos como Iglesia nos preparamos a la Pascua, a la resurrección, el misterio más grande en la vida del Señor y también de sus discípulos.
En Cuaresma, siguiendo el llamado de la Iglesia que tiene un profundo sentido bíblico, intensificamos la oración, el ayuno y la limosna. Este último aspecto lo concretamos en la bien conocida Campaña Cuaresma de Fraternidad que como en los años 2016 y 2017 está dedicada también en el presente a los adultos mayores. El llamado es a hacernos partícipes y colaborar generosamente con esta loable iniciativa, considerando que cada uno de nosotros tanto debe a nuestros adultos mayores.
Nos preparamos a vivir nuestra XXI Asamblea Eclesial. Es un momento de comunión extraordinario. Toman parte en esta significativa instancia los agentes pastorales de la entera Arquidiócesis, desde Paihuano a Combarbalá, de Carén a La Higuera, por mencionar algunas de las parroquias más distantes geográficamente. Están convocados igualmente los presbíteros, los diáconos, las religiosas y religiosos, como también los seminaristas. Valoro enormemente este encuentro que nos da un maravilloso impulso para afrontar juntos y corresponsablemente los desafíos pastorales que nos presenta la realidad de los fieles en nuestra región. Los años 2015-2016 abordamos más decididamente la Pastoral Familia; el año pasado comenzamos en semejante asamblea a asumir el reto que presenta a la Iglesia en nuestra zona la inmigración con la Pastoral de los Migrantes. Seguiremos en esta senda, sin descuidar las otras prioridades que nos hemos propuesto para el período 2015-2022, como Medio Ambiente y Vocaciones.
En relación a Semana Santa ¿cómo se puede explicar hoy su sentido?
Llamamos en la Iglesia a estos días Semana Santa o la Semana Grande. En el corazón de ellos celebramos el Triduo Pascual, desde la Misa de la Cena del Señor hasta la de resurrección. Vivimos como comunidad cristiana los acontecimientos fundamentales en la vida de nuestro Señor. En la fe son también los misterios más grandes del camino de sus discípulos misioneros.
Es tarea de la entera comunidad salir al encuentro de los hombres y mujeres de hoy, como no se cansa de invitarnos el Santo Padre Francisco, para participarles del amor que Dios nos tiene, el cual no cesa de manifestarse en todo tiempo, lugar y circunstancia: tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16). Es el amor de Dios el que estamos llamados a anunciar, compartir, testimoniar, celebrar… También en nuestros tiempos el Señor abre los corazones a la fe en Jesucristo, el Hijo único. Creer es adherir, encontrarse con Cristo, seguir tras sus huellas confesando su nombre, personal y comunitariamente, participando con gran fervor en la comunidad, Iglesia, que en sus celebraciones y múltiples actividades apostólicas lo hace presente. ¡Sólo Él es la plenitud de nuestras vidas! ¡Sólo Él puede dar vida eterna!
Quienes creemos en Cristo y participamos activamente en las comunidades no podemos olvidar la bella frase de Aparecida, que nos desafía: Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo (DA 29).
¿Qué actos prepara la Iglesia en La Serena para los días de Semana Santa?
Son las celebraciones acostumbradas, la procesión por las calles de la ciudad, recordando la entrada triunfal de nuestro Señor en Jerusalén y la celebración de la Eucaristía con la lectura de la Pasión, en el Domingo de Ramos. La invitación es a que en este día celebremos al Cordero dispuesto al sacrificio. Jesús es la ofrenda por excelencia. Es su vida entregada. ¡Que Él nos lleve en su compañía a la vida en abundancia!
El otro día significativo es el Miércoles Santo. Celebramos en nuestra Arquidiócesis el Día del Sacerdocio Ministerial. Es una celebración de gran comunión. Los presbíteros junto a su Arzobispo agradecen el don de la vida y la vocación, suplicando a Jesucristo, Buen Pastor, que el Ministerio sacerdotal, recibido por gracia inmerecida, sea rico en frutos de santidad y motivo de esperanza para la entera comunidad.
En este año tomarán parte representantes de las comunidades de jóvenes y adultos que se preparan para el Sacramento de la Confirmación. Ellos portarán a sus parroquias el Crisma con el cual, Dios mediante, serán signados en el día en que reciben dicho Sacramento.
El Jueves Santo memoramos el día en que el Señor instituyó la Santa Eucaristía, nos dio ejemplo de servicio sencillo y humilde constituyendo a sus apóstoles, hombres frágiles y pecadores, en sacerdotes de la nueva y eterna alianza.
El Viernes Santo contemplamos la grandeza del amor del Padre Eterno que entrega a su Hijo por nosotros. ¡Qué concurridas son las celebraciones de este día y cuántas son las expresiones de fe que contemplamos en el Vía Crucis!
El Sábado Santo, en la maravillosa Vigilia Pascual, la Iglesia anuncia que el Señor está vivo, ha resucitado por nosotros y nuestra salvación. Este anuncio es el fundamento de nuestra fe. ¡Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que duermen el sueño de la muerte! (1 Cor 15, 20).
Al finalizar esta breve y acotada síntesis sobre misterios tan grandes, deseo a todos feliz Pascua y las bendiciones del Señor Resucitado. Compartamos el gozo por la presencia viva de Cristo entre nosotros. ¡En Él somos hijos de la resurrección!