Iglesia Antigua de Rivadavia
Por: Juan Carlos Robles
“Rivadavia, mi pueblo, de casas pequeñas, de sol y de tierra, de brisa y terral, dos ríos que bajan sonoros, como voces en coro de niños al jugar”. Así describe el poeta al pueblo de Rivadavia, ubicado en el kilómetro 79 de la Ruta Internacional Gabriela Mistral, desde sus albores este poblado se destacó por su rico patrimonio cultural, tanto tangible, como hoteles, aduanas, ferrocarriles , casonas ( como la Casa Rosada) ,iglesias y otros, como también su patrimonio intangible basado en sus costumbres, historias y leyendas.
En este trabajo me voy a centrar en la historia de la Iglesia Antigua de Rivadavia.
La historia nos dice que el origen de Rivadavia , tiene que ver con las tierras, haciendas y estancias entregadas a los encomenderos favoritos del Rey de España, o del Gobernador de turno en Chile. El registro más antiguo del origen de este pueblo data del año 1605, cuando en estas tierras vivía la población indígena sobreviviente de la catástrofe demográfica que significo la conquista española. En ese año el Gobernador de Chile, García Ramón, le concedió una merced de tierras cercanas a Rivadavia al vecino Serenense Sr. Francisco Cortes, las tierras concedidas tenían alrededor de 940 hectáreas y abarcaban desde el actual pueblo de Diaguitas hasta la actual localidad de Paihuano, tierras rivereñas del Rio Amipum nombre antiguo del actual Rio Elqui.
Con el correr de los años estas grandes mercedes de tierras se fueron parcelando en fundos algo más pequeños comprados o heredados por los descendientes del encomendero, estos grandes fundos dedicados a la producción de higos, huesillos, aguardiente, pasas y otros productos agrícolas, dieron origen a los asentamientos humanos, inquilinos de la gran Hacienda de Rivadavia, donde se confirma por primera vez el testimonio del nombre de Rivadavia.
Cuenta la historia que el primer dueño de la gran Hacienda de Rivadavia por el año 1865 era Don Fidel Galeno Egaña, casado con Doña Rosario Iglesias Cisterna, Don Fidel hombre pío, se propuso construir una Iglesia en sus terrenos circundantes con el Fundo Santa Elena, para que sus inquilinos y vecinos de la ya llamada localidad de Rivadavia, que por ese entonces ya tenía un Santo Patrono, San Antonio de Padua.
Don Fidel hizo traer desde Francia las maderas para la Iglesia, también las campanas de oro y bronce, que cuando tañían se escuchaban hasta Varillar por el Río Turbio y hasta Tres Cruces por el Rio Claro, para el altar trajo el mármol de Carrana, y todos los Santos se trajeron en barco desde Europa.
Al morir Don Fidel dejo su herencia incluida la Iglesia a sus cuatro hijas, Amelia, Carmela, Julia y Elena.
Carmela Galeno, se casó con Carlos Bolados Rodríguez, de esta unión nació, Carlos Bolados Galeno, hijo unigénito, casado con Lucia Humeres Salas, quien tomó las riendas de la administración de la gran Hacienda de Rivadavia incluida la hermosa Iglesia, quien junto a su esposa Lucia continuaron con el cuidado, hermoseamiento y actividades religiosas de esta.
En este tiempo la Iglesia Antigua de Rivadavia era el centro de las actividades sociales y religiosas de la comunidad, cuando las grandes campanas tañían a misa, acudían feligreses del pueblo y villorrios vecinos, como Varillar y Tres Cruces, también en el mes de Junio se celebraba la fiesta de San Antonio de Padua, Santo Patrono de Rivadavia, ahí se celebraban matrimonios, bautizos , primeras comuniones y confirmaciones, todo esto bajo la atenta mirada y organización de la Sra. Lucia , esposa de Don Carlos.
En el año 1956, fallece la Sra. Lucia dejando cinco hijas, Lucia , Carmen, Mónica, María Angélica y María Consuelo, su viudo esposo Don Carlos, decide cerrar la iglesia por un tiempo en señal de duelo, posteriormente Don Carlos decide donar la Iglesia en su totalidad al arzobispado de La Serena. Así se mantuvo por muchos años hasta su cierre definitivo cuando el pueblo se empezó a asentar en el sector nor-poniente del Rio Turbio y se construyó la actual capilla de San Antonio de Padua.
Paso el tiempo y la hermosa Iglesia Antigua de Rivadavia se fue deteriorando por las inclemencias del tiempo, falta de cuidados y vandalismo, ya casi olvidada este invaluable patrimonio arquitectónico fue comprado por un empresario privado en la década de los setenta, quien termino demoliéndola.
Solo queda de la hermosa y mítica Iglesia Antigua de Rivadavia, los recuerdos, un poema que el poeta escribió y las fotografías que adornan las tapas de este libro, tomadas una tarde de estío y sueños.
Antigua iglesia de Rivadavia
Templo sagrado del valle elquino
Donde el labriego rezaba
Sus oraciones de pan y vino
Tu campanario se empinaba
Buscando en el cielo lo divino
Hoy no puedo contemplarte
Te borraron del paisaje
Cuando tus enormes campanas
De bronce y oro tañían
El valle entero acudía a la llamada
Y en caravanas todos venían
Hasta tus plantas cada mañana
Hoy te recuerdo, en estos versos
Iglesia antigua de Rivadavia
Donde humilde rezaba
Créditos: María Consuelo Bolados Humeres – descendiente directa de la familia.
Frank Vicencio López – Profesor de Historia